Posted On 25/12/2012 By In Julián Maestro, Zona Facebook With 3784 Views

«La primera vez que vestí el traje de luces»

Julián Maestro autor del libro: » Sentimientos de una pasión»

La primera vez que me vestí de traje de luces fue en un pueblo de la provincia de Toledo, llamado Villanueva de Alcardete, fue el día 13 de Noviembre de 1978, tenía entonces 14 años.Los novillos fueron de D.Ángel Ortega Estevez, una ganadería cercana a Madrid.Mis compañeros de aquel día fueron una vez mas Lucio Sandin y «Yiyo»(d.e.p.), también aquel día actuó junto a nosotros Miguel Cubero hermano de «Yiyo»

que abrió cartel aquella tarde inolvidable para nosotros, púes suponía la ilusión de vestirnos de luces por primera vez y eso es lo que mas se ansia cuando das tus primeros lances de salón, el vestirte algún día de luces.

Recuerdo que los trajes que llevamos aquel día nosotros tres , eran alquilados, Miguel Cubero creo que no, púes el tenia un par de años más que nosotros y ya había actuado en algunas novilladas vestido de luces.

La Escuela Taurina  alquiló y corrió con los gastos del alquiler de los trajes en la  desaparecida Sastrería de Toreros ( CO.NA.TA.), Cooperativa nacional de Toreros, donde la ropa y el alquiler de vestidos de torear eran mas económicos para los Toreros modestos.

Nos pasamos por la Sastreria para  probarnos trajes algún tiempo antes,  púes no era fácil encontrar trajes de nuestras medidas, sobre todo para mí que era muy delgado y tenía unas piernecitas que parecían de alambre, recuerdo que durante algunos años me ponía debajo de las medias rosas de torear , unas medias gordas blancas para rellenar un poco las piernas tan delgadas que tenia entonces.

Como anecdota personal  quiero contar que yo en esa época de mi niñez era muy tímido y por nada me ponía rojo cosa que me sigue sucediendo actualmente, pero en menor grado (son los años), aunque de cara a los demás a veces aparentase todo lo contrario, púes siempre he sido bastante charlatán, la anecdota es la siguiente, unos días antes de Torear aquella tarde coincidimos Lucio Sandín y yo entrenando en la Escuela, empezamos hablar de la ilusión tan grande que era el vestirnos de Torero por vez primera, en un momento de la conversación recuerdo que le dije que a mi me daba mucha vergüenza ponerme los leotardos interiores delante de otras personas (cuadrilla, mozo de espada) y el me dijo que a el le daba un poco de vergüenza también, le dije que yo los iba a llevar puestos desde mi casa, el me comento que posiblemente  haría lo mismo,  y así fue, púes cuando llegamos por la tarde para vestirnos en el salón de actos del Ayuntamiento de  aquel pueblo llevábamos desde nuestras casas de Madrid puestos los leotardos  para que no nos viesen los demás, cosa de chavales, bobadas de niños, lógico por otra parte eran 14 años de los de entonces.

El único traje que me estaba bien de medida era uno de color Tabaco con galones en oro, el traje no paso inadvertido para nadie ni tan siquiera para mi Madre (d.e.p.) que me dijo que parecía  iba a ir vestido de D.Juan Tenorio con ese traje tan horrible, sin embargo para otras personas era muy bonito y llamativo, pues llevaba un bordado con rombos en cinta dorada muy originales, a mí personalmente hasta me gustó, pues con tal de vestirme de luces el color, el bordado o todo lo demás me era indiferente, la ilusión de vestirme de luces superaba todo los demás detalles.

El día del festejo por la tarde para mi fué todo muy mágico desde el principio, fotografías con todo el mundo,con los  profesores de Escuela, Cuadrillas, etc, y para remate de tan especial día todo salió a pedir de boca, púes los novillos se dejaron hacer el toreo que cada uno sentíamos, sobre todo mi Becerro que tuvo mucha nobleza en la embestida.

La única nota desagradable de aquel día fué un percance en el tendido, púes un niño se subió a una farola del alumbrado eléctrico de la plaza y se cayó al suelo  o le cayó la farola encima, eso fue al final del festejo cuando salíamos de la plaza, sé que paso ese incidente pero después de tantos años no recuerdo con exactitud si aquello paso a mayores consecuencias para aquel muchacho.

Después de aquella tarde vinieron muchísimas más vestidos los tres con traje de luces, pero eso sí, ya, con trajes de luces propios, púes ya empezamos a torear de seguido y bastante.

Aquella ilusión tan bonita de enfundarme la taleguilla y el vestido de torear la sigo conservando casi intacta después de tantos años.

 

 

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