Plaza de toros de Pontevedra, 13 de agosto de 2016. Segunda de feria. Media entrada pasada.
Dos toros para rejones de los herederos de Ángel Sánchez Sánchez y cuatro de Torrehandilla para lidia a pie, desiguales de juego y presentación descastados, faltos de fuerza todos ellos siendo unos malos y otros no llegaron a tal condición quedándose por debajo.
Diego Ventura. Pinchazo y rejón. Oreja.
Bajonazo contrario, otro traserísimo desprendido y oreja.
López Simón. Estocada y oreja
Pinchazo hondo. Silencio
Álvaro Lorenzo. Estocada y oreja
Estoconazo y oreja.
Me piden que les cuente lo acontecido esta tarde de sábado y no sé qué decirles así que me perdonarán si divago o se me va la cabeza en algo no referido a los toros. Hasta hoy uno entendía lo de limpieza de corrales en casa pero lo de favorecer lo mismo en otras ganaderías es algo que se me escapa a no ser algún interés oculto en acabar con esto conocido como tauromaquia.
Tras dos rejones de castigo aprovechó Ventura el trote del que abrió plaza para llevarlo a la grupa siempre encelado. Nos parecían muchas cinco banderillas “así que” le colocó tres cortas más a lomos de Remate.
Salió en cuarto lugar un Ranito de 500 kg exactos así decía el cartel y allí que le coloca Diego un rejón contrario caído y otro trasero desprendido. Les cuento esto para agradecerle al portugués la oportunidad que me brinda de expresarme y hablar de colocaciones como si supiera tal como queda reflejado aquí y en el resumen de arriba. Intentó con Sueño el toreo a dos pistas pero el toro no era el primero “así que” cinco banderillas y faena de más a menos únicamente de cercanías. Abusa Ventura de los adornos fuera de la cara del toro. Ya con el toro parado una banderilla más con Chalana y tres violines y un teléfono sobre Remate. Diego, aunque viva yo en un quinto regálame este caballo, por tu madre y por la suya ¡qué color! Entre división de opiniones asomó el pañuelo blanco que abría la puerta grande.
En segundo lugar salió un flojo de manos que aún por encima no humillaba así que sólo permitió a López Simón justificarse y estar muy por encima del animal. Necesita algo más, bastante más el madrileño para lucir lo que lleva dentro.
De quinto un Dependiente de 500 kg, 5 0 0, que había que verlo de frente, sólo de frente. Serio, con cara, con agujas… ahora bien, en cuanto se giraba… Me recuerda una rubia que por detrás… ¿no ven? Tras una puya decidió echarse, ¡animalito! y Alberto brindó al público ¿?
Señor portero, si no me dejaban pasar a la disco con “tenis” y pasaban otros con zapatos de rejilla y calcetines blancos, ¿por qué dejaron pasar estos toros? ¿Qué les decía? Señor director, ¿por qué sonó la música en este toro? Tras el pinchazo escuché “ése muere solo”, después la bronca en el arrastre.
Celeridad que se agradece en los dos primeros tercios del tercero, un toro con más clase y humillación pero que decidió escoger eso, la clase en lugar de la casta. Cuestión de optativas. En la clase, redundancia oportuna, de bravura no pudo acudir por una operación de vegetaciones. Era importante.
Para acabar un Entomólogo, ahí queda eso, jabonero claro. Inicia Álvaro Lorenzo la lidia con la derecha y es cuando escucho “vamos ahora con la diestra” al ínclito de barrera. Nada que hacer al natural así que vuelta al redondo bien rematado con la espada. Gusta (a mí también) el toledano por su toreo puro, clásico, sin fuegos artificiales.
Así que don Baltasar, lo malo si breve,… mejor.
Texto y fotos: Finito de Teis.
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