Belmonte 100 años de alternativa
Relatos sobre las anécdotas que se recogen en el libro “Juan Belmonte, matador de toros” del autor Manuel Chaves Nogales.
Los amorios mexicanos
Una de las curiosidades de méxico, que le sucedía a los toreros españoles, era la actitud que las mujeres tenían hacia ellos. Era frecuente recibir llamadas telefónicas de las mujeres mexicanas pidiéndoles citas clandestinas en los sitios más inverosimiles, todo ello muy de novela. Unas veces en cementerios, otras fugazmente entre las rejas de una ventana, etc… llegando a ser este tipo de cosas uno de los principales alicientes y atráctivos que tenía ir a México a torear.
Entre estos escarceos, Belmonte conoció a una muchacha de familia acomodada por la que estuvo a punto de dejar todo, lo habría hecho, si no fuera por que el día decidido por los tortolitos para escapar a vivir su amor estando los dos en un tren que iba hacia Estados Unidos, ella acompañando a su familia y Belmonte en otro comparimento a la espera de la señal, un imprevisto sucedió en la línea del tren y resulta que un grupo rebeldes habían cortado la vía por lo que el tren volvió a Máxico y la corrida que estaba prevista para ese día se celebró y aquel enamoramiento repentino desapareció tan rápido como había surgido.
La rivalidad mexicana
En las 15 ó 20 corridas que Belmonte toreó en México, en más de 8 ó 10 alternó con Rodolfo Gaona, por esta caussa fue tan sonada y de tanta expectación aquella campaña mexicana. A Belmonte nunca le disgustó tales rivalidades y las tomó siempre como un estímulo para seguir toreando.
Partida de México y llegada a España
El 20 de febrero Belmonte y su cuadrilla, que por aquel entonces estaba compuesta por Vito, Céntimo, Calderón, Pinturas y Pilín, parten de regreso a España con una gran añoranza de Belmonte que le hizo ser mexicano durante algún tiempo ya estando en España.
La tradición de los toreros venidos de tierras mexicanas contaba que estos siempre traían consigo un loro y Belmonte no iba a ser menos y s trajo varios loros para regalar, unos gatos y unos chiguaguas, todo ello a medida que iba hacia el embarque lo iba comprando, resultando finalmente que aquellos loros eran mudos y jamas dijeron nada.
Llegado a Coruña marchó inmediatamente hacia Sevilla con unas hanas trenedas de lucir todas aquellas extravagancias mexicanas que se traía. A su llegada a Sevilla el recibimiento an la estación fue extraordinaria, miles de personas se agolpaban en los andenes y gritaban ¡Viva Belmonte! hasta quedarse afónicas, se montó un tumulto que en ocasiones lo aupaba llevandolo en volandas. Llegado el puente de Triana y al paso por Santa Ana a algún iluminado se le ocurrió coger las andas de la virgen y subir a Belmonte en ellas para procesionarlo por Triana como si fuera la mismisima virgen.
El sacristán asustado por todo aquello avisó rapidamente al cura el cual al ver todo aquello arremetió contra los asaltantes gritandoles ¡Sacrílegos! y amenazando con llamar a la Guardia Civil. Aquellas amenazas surgieron efecto y aquellos Belmontistas desecharon su primera idea.El cura una vez que todo aquello ya hubo pasado y más tranquilo comento: -¡Siquiera hubiese sido para llevar a Joselito!
Cap.1.- Primera heroicidad
Cap.2.- Cazador de leones
Cap.3.- Ha nacido un torero
Cap.4.- Una verdad revelada
Cap.5.- El segundo de La Tablada
Cap.6.- El que para, manda
Cap.7.- Un “Tancredo”, veintitrés reales
Cap.8.- Juan “Er der Monte”
Cap.9.- Los panecillos de Elvas
Cap.10.- Rios de sopa y montañas de pescado
Cap.11.- El Cambiazo
Cap.12.- Aún hay justicia en la tierra
Cap.13.- Llegó el amor y Sevilla
Cap.14.- ¡Mátame,asesino,mátame!
Cap.15.- A Valencia con amor
Cap.16.- Estaba decidido, aquella tarde moriría
Cap.17.- El melonero de Triana
Cap.18.- ¡Viva Belmonte!
Cap.19.- El peor percance de mi vida taurina
Cap.20.- Madrid estaba conquistado
Cap.21.- ¡Cinco dias sin dormir y toreando!
Cap.22.- Valle Inclán y amigos
Cap.23.- La Alternativa
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