Propietario | Doña Concha Escolar Gil. |
Representante | Don Domingo Hernández Martín. |
Divisa | Blanca y roja / Azul, roja y verde. |
Señal | Horquilla en la derecha, hoja de higuera en la izquierda. |
Fincas | Garcigrande, Alaraz (Salamanca) y Juarros, Chagarcía Medianero (Salamanca). |
Antecedentes | La formó hacia 1929 don Gabriel González Fernández con parte de la ganadería de Arribas Hermanos. En 1949 se dividió la ganadería entre sus hijos, correspondiendo un lote a doña Florencia González Martín, haciéndose cargo, tras su fallecimiento, en 1955 doña Isabel Rosa González, que se la vendió a don Germán Pimentel Gamazo en 1961. En 1965 la adquieren los hermanos Blanco Coriso, que la anunciaron a nombre de “Maribáñez”, variando el hierro. En 1980 se agregaron dos sementales de la ganadería de José y Juan, procedentes de don Dionisio Rodríguez. En 1980 la adquirió don Domingo Hernández, quien la anunció “Garcigrande”, figurando su esposa como representante, eliminando todo lo anterior y formándola con un lote de hembras y dos sementales de don Juan Pedro Domecq Solís. |
Procedencia | Domecq Díez. |
Antigüedad | 29 de junio de 1986. |
ENCASTE DOMECQ DÍEZ
El fundador de esta estirpe de ganaderos, Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, compró a principios de 1930 la ganadería del Duque de Veragua a Manuel Martín Alonso quien se había hecho con el hierro ducal dos años antes. Domecq y Núñez de Villavicencio debutó con una novillada en 1931 en la plaza de Cádiz. La primera ocasión que lidia en Las Ventas fue precisamente en la corrida de inauguración.
Pero la historia de este encaste circula por buen camino desde el principio, Juan Pedro hace caso de las recomendaciones que Ramón Mora Figueroa le dio con buen tino, por lo que adquirió al Conde de la Corte cuatro sementales: Llorón, Carabello, Chucero y Bodeguero y dos puntas de vacas entre 1930 y 1931.
Tras el fallecimiento en 1937 de Juan Pedro Domecq se encarga de la ganadería su hijo, Juan Pedro Domecq y Díez. Tanto sus compañeros ganaderos como analistas y toreros han declarado que creó un encaste propio, depurando y mejorando el concepto bravura. Dio paso a una nueva definición de bravura, desde que sale el toro de toriles hasta que muere, lo que él denominó “bravura integral”.
Los toros de este encaste suelen ser bajos de agujas, finos de piel y de proporciones armoniosas. Las encornaduras son buenas, tienen un desarrollo medio, pudiendo crecer en forma de gancho o gatillo (engatillados). El cuello es largo y descolgado, el morrillo bien desarrollado y la papada no es muy desarrollada. Los pelos predominantes son negros, colorados, castaños, tostados; los jaboneros y ensabanados aparecen por la influencia de la casta Vazqueña, algo que en el último lustro podemos ver con más asiduidad. Entre las particularidades complementarias está el listón, chorreado, jirón, salpicado, burraco, gargantillo, ojo de perdiz, bociblanco y albardado, entre otros.
En cuanto al comportamiento, este encaste conserva la cualidad ir a más. Se arranca pronto y lo hace galopando con alegría y fijeza en los trastos de torear. Dado que el legado de Juan Pedro Domecq y Díez terminó en 1975, algunos de los ganaderos que le compraron ganado han conseguido desarrollar un tipo de toro con características físicas y de comportamiento diferentes según la personalidad de cada criador.
NUESTRAS REDES SOCIALES
Followers
Likes