Los que no tienen dientes
12 de agosto de 2017, segunda de feria. Plaza de toros de Pontevedra, tres cuartos de entrada.
Toros de Los Espartales para rejones y de Loreto Charro para la lidia a pie. Muy bien presentados y de juego muy diferente todos ellos, sin rayar ninguno a gran altura.
Diego Ventura. Rejón caído contrario. Oreja y petición
Rejonazo y dos orejas
Francisco Rivera. Pinchazo tendido bajo y se echa el toro. Bronca
Pinchazo traserísimo bajísimo y se echa. Protestas.
Cayetano Rivera. Estoconazo, oreja y fuerte petición
Pinchazo hondo caído. Silencio.
Un rejoneador y una espada en su sitio triunfaron en la tarde pontevedresa frente a unos astados que no facilitaron la labor de los actuantes, excepción hecha con el cuarto que se fue sin orejas en una gran labor de Diego Ventura.
Casi parado fue el primero y no rompió en ningún momento sin acudir a la montura del portugués quien a lomos de Lío casi se lo forma con dos pares al quiebro. Con Bombón bajó la calidad en las cortas algo pasadas todas ellas.
El cuarto sí que permitió el lucimiento y el rejoneo de gran nivel. Impecable montando a Nazarí conquistó al público que quedó enganchado a su actuación. Una locura era ya el coso de San Roque. Prosiguió con Sueño y acabó con Remate y las cortas al violín. Acertó de forma plena con el rejón y las dos orejas sellaban una excelente labor.
Fran Rivera, Fran Rivera, ¡ay, Fran Rivera! Pues venga, la verdad por delante: me gustó. Quien esto escribe esperaba mucho menos de él y con su muleta me tapó la boca. Saludó con una larga cambiada de rodillas y sentado en el estribo comenzó la faena de muleta a un toro que amenazaba derrumbe. Tenía contrato para dos tercios y aquel walking dead no estaba dispuesto a actuar en el último a no ser que se revisara el convenio. Frente a esta huelga ilegal lo intentó Francisco sin obtener resultado frente al esfuerzo. Sólo faltaba un golpe en la cara con una banderilla y llegó. La espada y la forma de entrar encresparon a un público ya cansado por culpa del toro.
En el quinto toreó muy bien con la derecha a un toro abanto que no llegó a humillar y en el momento de cambiar al natural se fue apagando el oponente a quien ya le costaba pasar. A la hora de matar llegan los “ísimos” arriba mencionados y se mezclan las protestas casi bronca, el hastío en forma de silencio y algunas palmas por la labor realizada. Feo colofón a la despedida de Francisco Rivera Ordóñez de esta plaza.
Cambio mis palabras, esperaba más de Cayetano. Debió aprovechar más al tercero, debió aprovecharlo más pero no supo. Despegado y rectilíneo a la moda actual, resultaba exagerado en los pases de pecho. Esta faena basada en el toreo al natural la abrochó con un estoconazo de libro saliendo prendido con varetazos en la pierna, oreja merecida y mi aplauso por esta forma de matar.
Destacó Iván García en las banderillas al último de la tarde y realiza un quite el sobresaliente Álvaro de la Calle. También lo intenta al natural pero nada, nada de nada, querida Edith. No quiso verlo, no supo verlo. Pases y más pases sin rematar en una ensalada de trapazos y enganchones. Pregunta Cayetano qué se hace con él y yo le pregunto, estimado lector, ¿qué tenía este toro?, ¿le pasaba algo?
Puerta grande más que merecida para Diego Ventura; con dos atributos que riman con razones (desconocidas para todos) sale por ella a pie Cayetano de quien, al igual que mi madre, opina la diosa Fortuna que es el más guapo y le favoreció en el sorteo quejándonos todos del reparto del pan.
Texto y fotos: Finito de Teis
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