Para entrar en la segunda parte
29 de julio de 2017, primera de feria. Plaza de toros de Azpeitia, casi llena.
Toros de Fuente Ymbro, parejos de presentación y peso, nobles, reservones y de escasa movilidad.
Curro Díaz. Cogido en el primero, pasa a Enfermería.
Media estocada. Una oreja.
Miguel Ángel Perera. Pinchazo y casi entera en el primero. Saludos.
Pinchazo sin soltar y estocada caída, traserísima y atravesada. Silencio.
Estoconazo, dos orejas y vuelta al ruedo al toro.
Roca Rey. Cuatro pinchazos, otro sin soltar, casi entera delantera. Aviso. Dos intentos y descabello. Silencio.
Pinchazo hondo, aviso y descabello. Ovación tras petición.
Se va el peruano a pie y sin premio alguno en el esportón. Y eso ya es mucho decir. A pie también se fue Curro tras una voltereta impresionante y un susto en el cuarto en el día de su reaparición. Pero había cortado una oreja y algo es algo. A pie casi se va Perera pero por falta de capitalista que lo aupara hasta la aparición de un valiente que lo paseó sobre sus hombros. Curiosa y simpática la imagen del matador en los medios extrañado y preguntando con la mirada qué se hace en esta plaza con dos orejas.
Comenzó Roca Rey en el que salió en segundo lugar con un quite por chicuelinas, lo cito por ser el único no por su calidad, que la tuvo pero las vi mejores. Toro suelto, gazapón de salida, lo fue metiendo en la muleta sólo en la medida de lo posible porque aquello valía para la bandeja de un 127, ya me entienden ustedes.
Un verdadero aficionado para terminar la tarde, solo iba bien cuando así se le hacían las cosas. No sucedió con los pases de pecho o el toreo perfilado o descargado. Ahí rehuía la lucha. Faena desigual del diestro que alternó lo antes mencionado con algunos pases citando de frente donde sí parecía entregarse el astado en una faena que no pudo coger vuelo ni en las manoletinas finales.
Cuerpo a tierra interpretó el primero tras un único puyazo (como toda la tarde) y tras él se mostró parado y reservón, quedándose debajo. Al inicio de faena de muleta cogió a Curro Díaz dándole una impresionante voltereta, lo llevan inerte a la enfermería. Valor de Perera para mostrarnos los vicios reseñados.
Abandonado y muy variado el trasteo de muleta al cuarto. Se escuchó un profundo olé en un pase del desdén ligado con el de pecho. De todo intentó en el último tercio, incluidos unos brillantes cambios de mano. En una tanda al natural se lleva un nuevo susto al ser derribado. Pedía más toro esta disposición del de Linares pero no se entregó su oponente.
En ambos toros de Perera se destocó su cuadrilla en banderillas si bien en el tercero dejémoslo a beneficio de inventario y de la fiesta. Se dirigió el extremeño al público solicitando calma ya que algo bueno había visto en el toro. Derroche de tesón esfuerzo e insistencia para intentar sacar algo de un recorrido escaso, justo hasta el cuerpo del matador.
Era Hostelero un castaño enmorrillado de los que dice que llenan plaza, hondo y orondo. Todo por el toro y para el toro, fue la lidia de Perera una clase maestra de tiempo y espacios, llegando incluso a esperar en medio de algún muletazo. Despacio, tras comprobar que si bajaba la mano protestaba o doblaba las manos, toreó a la altura justa rozando la parte inferior de la muleta la arena de Azpeitia. Murió el toro sin ver le pañuelo azul en el palco.
De haberlo sabido, prolongaríamos la sobremesa y entraríamos en el descanso, antes del zortziko, pero nos gustan mucho los toros.
Texto y fotos: Charo Lorenzo y Finito de Teis
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