Belmonte 100 años de alternativa
Relatos sobre las anécdotas que se recogen en el libro “Juan Belmonte, matador de toros” del autor Manuel Chaves Nogales.
Era frecuente, por aquella época que los domingos por la tarde se levantasen muchos rumores y, aquellos domingos de toros se convertían en un ir y venir de rumores infundados los cuales nunca acababan de confirmarse.
Aquel domingo no parecía que fuese a ser diferente, aunque al final si lo fue, Belmonte toreaba en Madrid una corrida que se suspendió, por lo que pasó todo el día jugando al póker en casa y, de esta forma sobre el tapete de juego y con las cartas en la mano, los primeros rumores empezaron a caer.
Suena el teléfono, ya cae el sol, – A Joselito le ha matado un toro en Talavera, anda, anda cuelga el teléfono-
Llega Antoñito de teléfonos corriendo -corre el rumor de que a Joselito le ha matado un toro en Talavera- ¡no traes más que infundios!
Vuelve a sonar el teléfono y habla un reconocido ganadero que confirma la noticia -¡Es verdad!, ¡Es verdad!
Los naipes cayeron sobre el tapete, el silencio se adueñó de la habitación, uno a uno todos los jugadores fueron abandonando la sala sin pronunciar ni una sola palabra, la soledad inundó la estancia y Belmonte quedó anonadado mirando las cartas y fichas del póker sobre el tapete y en su cabeza solo oía un martilleo imparable ¡A Joselito le ha matado un toro en Talavera!
Belmonte aguantó como pudo todo aquel dolor que le quemaba el pecho y cuando aquel nudo que tenía en la garganta se desató se entregó a un llanto irrefrenable y lloró como nunca había llorado en su vida. Aquel llanto se contagió por toda la casa y al fondo de ella lloraban, además de todo el servicio, su mujer.
Belmonte reaccionó y después de un largo rato llorando mandó servir la cena, nadie hablaba, Belmonte metido en su plato no levantó la cabeza, su mujer, que aguantaba el llanto como podía, no podía mirarla a la cara, solamente la vio un instante y en sus ojos vio la expresión de espanto mirando a su marido con tanta alma que no pudo más que esconderse en su plato y hacer que comía.
Dos días después llevaban a Joselito a Sevilla y Belmonte toreaba una corrida con un triunfo de los más grandes de su vida.
Cap.1.- Primera heroicidad
Cap.2.- Cazador de leones
Cap.3.- Ha nacido un torero
Cap.4.- Una verdad revelada
Cap.5.- El segundo de La Tablada
Cap.6.- El que para, manda
Cap.7.- Un “Tancredo”, veintitrés reales
Cap.8.- Juan “Er der Monte”
Cap.9.- Los panecillos de Elvas
Cap.10.- Rios de sopa y montañas de pescado
Cap.11.- El Cambiazo
Cap.12.- Aún hay justicia en la tierra
Cap.13.- Llegó el amor y Sevilla
Cap.14.- ¡Mátame,asesino,mátame!
Cap.15.- A Valencia con amor
Cap.16.- Estaba decidido, aquella tarde moriría
Cap.17.- El melonero de Triana
Cap.18.- ¡Viva Belmonte!
Cap.19.- El peor percance de mi vida taurina
Cap.20.- Madrid estaba conquistado
Cap.21.- ¡Cinco dias sin dormir y toreando!
Cap.22.- Valle Inclán y amigos
Cap.23.- La Alternativa
Cap.24.- De vuelta a España
Cap.25.- Gallistas&Belmontistas
Cap.26.- Buen hacer o buena suerte
Cap.27.- Belmonte y el miedo
Cap.28.- España-Lima-Amor
Cap.29.- Lima-Venezuela-Cuba-Argentina
cAP.30.- 1918-1919
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