Posted On 10/08/2013 By In PEREGRINA 2013 With 2995 Views

Feria de la Peregrina. Domingo 11 Agosto

Feria de la Peregrina 2013

Toros de la ganadería de El Torreón, procedencia Juan Pedro Domecq Díez, para los diestros:

Manuel Díaz «El Cordobés», David Fándila «El Fandi» e Iván Fandiño.

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Manuel Díaz González «El Cordobés» (Datos y cuadrilla)

David Fándila Marín «El Fandi» (Datos) (Cuadrilla)

Iván Fandiño (Datos) (Cuadrilla)

FERIA DEL COMPLEMENTO

Plaza de toros de Pontevedra, tres cuartos de entrada. 11 de agosto de 2013. Cuarta y última.

Siete toros de El Torreón, de poco juego y escasas fuerzas (¿cayeron todos?), en especial el primero, nulo y el cuarto, devuelto.

El Cordobés. Casi entera. Ovación con saludos.

Estocada pelín desprendida, aviso, intento y descabello. Silencio.

El Fandi. Estocada desprendida y descabello. Oreja

Estocada atravesada y descabello. Oreja con petición.

Iván Fandiño. Pinchazo, atravesadísima que hace guardia, intento de descabello, aviso y                                  descabello. Saluda una ovación.

Media estocada. Dos orejas.

 

            Pues como un buen postre, y al contrario que el pasado domingo, lo bueno sucedió en el sexto toro lo que pudo dejar una engañosa sensación de buena corrida, todo lo contrario: aburrida

            Comenzó Fandiño esta faena con unos cambiados por la espalda clavados los pies en el mismo centro del platillo. Lo que continuó fue un muy buen toreo en una lidia de acople al entender perfectamente las condiciones del astado que tomaba bien la muleta, permitiéndole arrastrarla en no pocas ocasiones. Manoletinas al hilo precedieron una fuerte petición de desorejar al animal, solicitud aceptada por el presidente. En su primero también comenzó sin enmendarse aunque en el tercio, también lo intentó por abajo con ambas manos pero el animal se acabó pronto. “Pudiera ser que pudiera” haber alargado las tandas (hay que poner algún pero crítico) más allá del bajo nivel físico del toro. Vibrante epílogo de manoletinas ceñidísimas cambiando el viaje incluso en alguna de ellas. En este tercero brindó al público, lanzó la montera, la volteó porque cayó boca arriba e incluyó una tanda completa de molinetes, ya no son un recurso, en plazas alegres son ya un pase. Pues bien, El Fandi en el segundo, todo eso… también.

            Goza Fandila de la simpatía del público y para corresponder y ganarse sus favores no duda en saludar con tres largas cambiadas de rodillas para acabar con el capote en un quite por sempiternas chicuelinas. Tres pares de creciente calidad y comenzamos de rodillas. El respetable coreaba y devolvió la atención con buen trasteo con la derecha, hay que decirlo y reconocérselo. Mal eso sí en una única tanda al natural, vuelta al toreo en redondo y la mencionada serie por molinetes para que no se enfríe el horno. Necesaria la cruceta por un ligero desprendimiento en la colocación y justa y merecida peluda para el granadino.

            En el quinto toro se equivocó el picador: lo picó en la contraquerencia, por éstas. ¡Pero si en Pontevedra eso no se hace, hombre! Quite por navarras y más preparación que resultado en el tercio de banderillas. Para ese viaje no hacían falta tantas alforjas, David. Otra vez con calidad suficiente para situar su actuación por encima del bovino. La objeción a formular en éste es que debió lucirlo más para que se viera reflejado en su obra, darle más distancia y no ahogarlo tanto como hizo por culpa de sus ganas de llegar a la grada.

            Pasó El Cordobés por Pontevedra, pasó por su plaza de toros, todo cierto, no podemos negarlo, pero nada más. Era su primero un animalillo que todo su empeño ponía en no caerse y contra eso sólo pudo enfrentar Manuel su muleta a media altura y desde luego no correr la mano, simplemente pasearla por delante de los pitones, a su ritmo. Lo intentó por naturales pero ya se quedaba debajo. Desplantes de todo tipo para acabar. Si malo era el que abrió plaza, salió el cuarto y sus manos no lo sostenían, pobrecillo. En el sobrero tomó el diestro distancias siderales que parecían sacarle de la provincia cuando lo que tenía delante era un monumento.

– ¿Un monumento al toro bravo dice usted?

– No, un monumento, una estatua.

Rectificaba terrenos y comenzaba unas tandas tan rectilíneas como despegadas. Y al final, ¡vaya! al final, cuando pareció entenderlo, cuando toreaba con la mano derecha, un cruce de cables, uno estaba pelado… y el salto de la rana. Algunos pitos sonaron que se acrecentaron para despedirle en algo que sonaba como el típico tópico de división de opiniones. Lo vimos desganado, se le notaba en todo lo que hacía y como claro ejemplo, el uso del descabello.

Más brillo (VIP incluido) que sol (¡y cuidado que hizo calor!) en la corrida, más humo que fuego y más ruido que nueces. Tarde de abanicos y pañuelos.

Finito de Teis

Orden-Lidia-001

Primero de Fandiño

Primero de Fandiño

Segundo de Fandiño

Segundo de Fandiño

 

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