Posted On 04/03/2013 By In Colaboraciones With 2598 Views

Teucro y el batracio

Encuentro con el maestro Manuel Díaz «El Cordobés»

Y llegó Manuel Díaz. Una vez más –y van…-, el campechano hijo de Benítez en la villa de Teucro, la que da de beber a quien pasa. En la septentrional Pontevedra las ranas no van con cantimplora, como en la Calzada del humorista.

Día fresquito en las inmediaciones del Liceo Casino y expectación, sí, mucha expectación. Manuel, en adelante Manolo, discurre por la pétrea ciudad vieja, acompañado de una cohorte de chalados por lo taurómaco, peñistas del Arte de Cúchares que, en un sobrehumano esfuerzo, le convencen para compartir sus vivencias con las gentes de la capital. A todos sorprende por el conocimiento que posee de sus laberínticos atajos para llegar a la calle de Manuel Quiroga.

Manolo es hombre cercano, campechano, natural, sin aparentes dobleces. Habla como un torrente, sonríe generosamente, toca y abraza. Quiere y se sabe querido. José, torilero de nuestro amado coso de San Roque, ejerce las labores de presentador y conductor del acto. Iniciado el mismo, apenas necesita mirar sus notas, tiene la entrevista hecha. El diestro natural de Arganda relata con locuacidad sus múltiples vivencias, taurinas y humanas. Su periplo vital, lleno de sinsabores y necesidades, no le impide hacerse un hueco, a su manera, en la Historia de la Tauromaquia.

Tras la amena charla, casi coloquio, se somete a una interminable sesión de firma de ejemplares de su libro de memorias “De frente y por derecho”. Regala cariño y complicidad con todo aquel que se le acerca. Fotos y más fotos. Risas, bonhomía en fin.

No será recordado como uno de los toreros más estilistas del escalafón patrio, ni en capote, ni en muleta, ni siquiera como rehiletero. Sí lo será, no obstante, por haber sido uno de los más rentables para las empresas en casi todas las ferias de aquí y de allá. Algo tiene el pan cuando lo bendicen. Éste, por fortuna, ha sido bendecido por el cariño del público, más allá de si tiene la condición de aficionado o no. En tiempos en que el noble Arte que amamos no pasa por su mejor etapa, bueno es que los espectadores de cualquier condición acudan a las plazas y mantener viva nuestra Fiesta –casi no me atrevo a llamarla nacional-, a emocionarse.

Gentes del toro como Manolo son, sin duda, indispensables para tender puentes entre los ciudadanos y la hermosa profesión de matador de toros.

Carlos García González (@carlosgtome)

Manuel Díaz y José Martín

Manuel Díaz y José Martín

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