En los inicios del toreo a pie el burladero no existía, se entendía que todos los toreros tenían que estar capacitados pera saltar las tablas cuando fuese preciso.
En 1910 reaparece Antonio Fuentes, menguado de facultades, y pide que se pongan burladeros. Cuando a parece Belmonte en la fiesta, los burladeros se quedarán definitivamente.
Domingo Delgado de la Cámara «del paseillo al arrastre»
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