Posted On 22/04/2011 By In Reportajes With 4514 Views

Toreros Pontevedreses

TOREROS PONTEVEDRESES

 

EUGENIO MORANO “EL MIRLO”

Hombre afable y simpático donde los haya. Verdadero enamorado de la fiesta de los toros, que un buen día abandonó su San Fernando (Cádiz) natal, para instalarse en nuestra cercana villa de Marín, en cuya Escuela Naval Militar trabajó de matarife. Por aquellas fechas toreo innumerables becerradas que se celebraron en nuestro coso, en compañía de otros dos conocidos aficionados locales, “Barquerito III”, el último de la dinastía, y “ el Checa”. 

«El Mirlo»(4 Septiembre 1960)

Emperrado en descubrir algún torero de la tierra pasó los postreros días de su vida. Muchas tardes se trasladaba al curro de La Escusa (Poyo), con los trastos de torear que tan cariñosamente conservaba, para desvelarle a David Campos y a sus compañeros, algunos de los secretos del arte del toreo. A su avanzada edad seguía haciendo alarde de un peculiar gracejo andaluz que le hacía merecedor de las simpatías de cuantos le conocían.

Era una persona enteramente buena y generosa, muestra de ello es que con sus propias manos le confeccionó una muleta y un estoque de latón al nieto de “Parrita” el cual le había comentado que el chaval no se separaba del televisor siempre que retransmitían una corrida de toros, algo poco frecuente en un niño de cuatro años.

Dios tuvo a bien llevárselo en el mes de Agosto del año 88 justo unos días antes de celebrarse la becerrada en que su pupilo David Campos alcanzó un clamoroso éxito al cortarle las dos orejas a un eral de los hermanos Lozano.

 

EVARISTO ESTEVEZ “CHALALA”

En su juventud fenomenal portero del inolvidable “Eiriña”.

Le he visto torear en nuestra plaza en numerosas ocasiones, haciendo siempre las delicias de los espectadores con sus divertidísimas ocurrencias y su simpatía a raudales.

Muchos le recordarán como chofer de la Diputación Provincial de Pontevedra. 

Evaristo Estévez «Chalala» (10 Mayo 1953)

 

FERNANDO ALONSO “FUENTES”

Hijo de Don Pantaleón Alonso, Delegado de Aduanas de Pontevedra. Se le vio actuar en una becerrada nocturna, formando cartel con “Barquerito III”, allá por el mes de Agosto del 1934.

OTILIO MIGUEZ “EL CHECA”

Fue otro del los ases de la baraja taurina de aquella Pontevedra. Sus actuaciones en nuestra ciudad se contaban por éxitos. No tenía la elegancia de “Pedrito Rivas” ni es estilo de “Barquerito III” pero suplía estas carencias con arrojo y valor.

Famoso también por su bien hacer en el arte de la pastelería, ¿quién no tuvo el placer de degustar sus elaboradísimos dulces en la confitería “Capri”?

En los años 40 instrumentó una faena excelente a un eral, que había brindado a las monjas del antiguo Hospicio, por lo que se le concedieron los dos apéndices.

EVARISTO VAZQUEZ “TITO VAZQUEZ”

A este convecino y prestigioso médico dentista se le recuerda en nuestro coso, figurando como espada y por supuesto, cortando orejas cada tarde. En todas ellas dejó constancia de su buen hacer con la muleta y el estoque. Sus actitudes eran fenomenalmente acompañadas por una buena planta de torero.

PEPE HILLO DE BARRANTES

Capítulo aparte merece la figura de nuestro gran Pepe Hillo, quizás el más famoso, popularmente hablando, de todos cuantos pisaron el ruedo Pontevedrés. Modestamente se necesitaría un libro para contar la historia particular de este singular personaje.

Pepe-Hillo de Barrantes (4 septiembre 1960)

De todas sus actuaciones en nuestra en la plaza de toros de Pontevedra, se recuerda una en especial, por los hechos peculiares que se produjeron en sus prolegómenos.

Ese día, por la mañana Pepe Hillo paseó por la ciudad de Pontevedra sentado en una minúscula carroza tirada por un “poney” que el popular Evaristo, “el de la carroza”, había enjaezado para la ocasión. Iba el de Barrantes vestido con un traje de luces muy antiguo, animando a los Pontevedreses para que acudiesen a la plaza. Y vaya si lo consiguió: el coso se llenó completamente.

Poco antes de la hora señalada para el comienzo de la becerrada se encontraba Pepe Hillo, ya preparado para la lucha, en el patio de cuadrillas, consumiendo esos minutos que preceden al momento de la verdad. Allí se le acercaron unos individuos, cuyas identidades se desconocen, a los que no se les había ocurrido otra cosa que secuestrarle. Al parecer la operación no les resultó muy dificultosa, Pepe Hillo y sus secuestradores desaparecieron en un automóvil sin dejar rastro y sin levantar la más leve sospecha.

Llegada la hora de romper plaza, Pepe Hillo, no aparecía por ningún lado. El público puesto en pie reclamaba el comienzo de la fiesta, y así estuvo hasta que pasado unos minutos se supo que el matador se encontraba en la Isla de la Toja.

De inmediato se dispuso su traslado a Pontevedra, se supone que sin previo pago del rescate, donde por fin pudo hacer el paseíllo entre la clamorosa ovación que le rendía la numerosa concurrencia que abarrotaba los tendidos.

Como de costumbre, su labor fue la de un verdadero artista del toreo cómico.

El popular y querido Pepe Hillo puso así un laurel más en su frondosa corona.

Pepe Hillo falleció en su Barrantes natal.

TEODORO OLMEDO, “OLMEDITO”

Alternó muchas tardes con “Baquerito I” hacia principios de siglo. Las últimas noticias que se tienen sobre su persona indicaban que desempeñaba el cargo de funcionario en la sede del Banco de España en Orense.

PEDRO RIVAS “EL NIÑO DE COMPOSTELA”

Formidables condiciones para este difícil arte del toreo. Entrenó muchas veces con “Parrita” con el carretón, el cual manejaba en la plaza de toros de Pontevedra, con especial maestría el bueno de “Lucho”, que fue años más tarde valiente espontáneo y chofer de D. José Malvar.

Pedro Rivas “El niño de Compostela” llegó a cortar dos orejas y rabo en un festejo memorable, celebrado el 10 de Mayo de 1953. Su gran faena fue, de principio a fin, coreada por el público, que abarrotaba la plaza, con un lentísimo ¡olé!

Ese festival había sido organizado por la Facultad de Derecho de Santiago de Compostela, en donde Pedro cursaba sus estudios, con el fin de recaudar fondos para el viaje fin de carrera de una de sus promociones. Entre los miembros organizadores se encontraba el pontevedrés, hoy Magistrado de la Audiencia en la capital Sr. San Silvestre.

“Parrita” apoderado del diestro y este, por la mañana ocupan su habitación en el “Hotel Orensana”, sito en la Calle Riestra, en donde Pedrito y su cuadrilla se vistieron de corto.

Media hora antes del comienzo del festejo les esperaban a la puerta del hotel un coche descubierto, el Chenard-Walker de Miranda. En él se acomodan, instalan los trastos y se dirigen a la plaza en olor de multitud.

Una vez allí se abren paso entre un enorme gentío para llegar hasta la puerta de cuadrillas y entrar en el recinto.

Cuando momentos antes de iniciarse el paseíllo “Parrita” se dirige al callejón, el Delegado de la autoridad, D. Eliodoro Rodríguez, le impide el paso y le ruega que se instale en el tendido. Al presenciar la escena su torero Pedrito Rivas, se encara con él y le dice: “si mi apoderado no está en el callejón, yo no toreo.” Ante tan graciosa y espontanea ocurrencia D. Eliodoro no puede evitar franquear la entrada a “Parrita”, eso sí con una enorme carcajada.

Pedro se encontraba como un verdadero torero y “Parrita “para no ser menos, con su sombrero Cordobés y en el burladero de apoderados, se sentía como el propio Camará.

Atrás quedaban la intensa preparación y entrenamientos que habían realizado en la misma plaza de toros en vista a esta actuación y a una hora tampoco taurina como eran las seis de la mañana.

A esta temprana hora se encontraban en el “Café Mezquita”, donde desayunaban y de allí se encaminaban con los trastos hacia la plaza de toros de Pontevedra. En más de una ocasión tuvieron que soportar las lindezas de algún que otro madrugador sorprendido y con cierta mala uva, con el que nos cruzábamos. El Señor Isidro, conserje de la plaza, tenía la amabilidad de abrirnos la puerta del coso y en el ruedo, Pedro Rivas, Lucho, “El niño de Boavila”, “Engracia” (un camarero del hotel del mismo nombre), otros aficionados y “Parrita”, permanecían dándole un sinfín de pases al carretón, hasta que sobre las nueve de la mañana nos retirábamos a cumplir cada uno con sus obligaciones.

Pedro ya había llamado poderosamente la atención de “Parrita” durante su época de estudiante de Bachillerato en el Instituto. ¡Con que garbo y maestría manejaba su gabardina, a modo de capote, toreando de salón en la Alameda!

Pedro Rivas Fontenla fue el Director de nuestro entrañable “Diario de Pontevedra”. A él le debemos, los Pontevedreses, el que defienda e informe puntualmente de las corridas de toros que se celebran en todas las plazas de nuestra geografía.

Para finalizar decir que fue el empresario de la corrida de toros que se celebró en el albero de San Roque el 25 de Julio de 1974, en sociedad con Manolo Lozano, y que en la actualidad es el representante de la Empresa propietaria del coso Pontevedrés, “Plazas y Toros, S.A.”. 

Pedro Rivas «Niño de Compostela» (10 Mayo 1953)

ENRIQUE DIOS “PICOLO”

Actuó en alguna que otra ocasión en el ruedo de nuestro coso.

Ya entrado en años se puso delante de un becerro para poner en práctica una peculiar suerte de su invención: ¿Quién no recuerda su quehacer con la regadera que utilizaba en el intermedio de las corridas de toros para marcar el anillo? Su famoso pase de la “Picolísima” o suerte de la regadera será difícilmente olvidado por cuantos lo presenciasen.

Picolo, de profesión albañil, se muestra siempre orgulloso de las obras de reforma que realizó en la plaza de toros.

DON APOLINAR RUIZ “EL SEÑOR RUIZ”

Corrían los años 60 cuando este hombre, alto, delgado, de pelo completamente blanco y con casi ochenta años de edad, se tiró al ruedo de la plaza y se puso a torear, muleta en mano. Lógicamente su falta de reflejos y agilidad le jugaron una mala pasada. El becerro le volteó y el Sr. Ruiz hubo de ser ingresado en el hospital, donde permaneció una gran temporada. A consecuencia de ello, D.Apolinar, se quedó cojo para el resto de sus días.

Fue un hombre de una gran clase, culto, educado y vestido siempre de manera muy pulcra. Llevó su vejez con enorme gallardía.

Asiduo cliente del “Café Pasaje”, sito en los soportales de la Herrería y muchos lo recordarán como portero de las Ruinas de Santo Domingo.

“EL CHORI”

Gran banderillero. Sus pases estaban preparados con mucho arte y pinturería. No se recuerda festejo en el que la banda no rompiese a tocar en su honor.

En una corrida celebrada en Agosto de 1952, el matador de toros Julio Aparicio le brindó la muerte de su segundo toro. Aquella tarde Aparicio, había tenido una actuación bochornosa en su primero, “El Chori”, se había mantenido durante la lidia de pie, abucheándole incansablemente al igual que todos los que ocupaban el tendido 5; la bronca fue monumental. Aparicio percatándose de este hecho tuvo el citado gesto de brindarle la muerte de su segundo bicho con estas palabras: “te la brindo y vas a ver quién es Julio Aparicio toreando”. La faena fue memorable.

«El chori» (4 Septiembre 1960)

No se puede terminar este capítulo sin tener un recuerdo para el gitano “Pingas”, ni puedo olvidarme de “Limeño”, antiguo empleado de Fenosa, que divertía mucho a la concurrencia en la suerte de banderillas, como así hacía , Julio Carrera “El Catalán”, buen banderillero y eficiente peón de brega.

Cuantos no recordarán a Miguel “el chatarrero de Poyo”, excepcional aficionado al que tuvimos la oportunidad de ver en un festival en el que a decir verdad no se arrimó demasiado al becerro, o por decirlo de otra forma, no quiso verlo delante.

Otro valiente fue “El Maño”, toreó varios festejos, y en todos ellos demostró una enorme valentía y temeridad.

También Carlos Peláez probó fortuna a las órdenes de “Chalala”, como banderillero, pero se le recuerda estando más tiempo detrás del burladero que colaborando con el maestro su apodo torero era “El Japonés”.

Carlos Peláez «El Japones» (4 Septiembre 1960)

“Barral”, hombre de muy baja estatura y menudito de complexión, también hizo alarde muchas tardes de un valor que asustaba. Muchos le recordarán como camarero del Casino.

Fernando Uzal, fue uno de los miembros de la cuadrilla de Pedro Rivas “El niño de Compostela”, pero engrosó también filas de otros espadas, entre ellos “Chalala”.

Otro vecino de Pontevedra, aunque Madrileño de nacimiento, que intentó abrirse camino en el mundo de los toros fue “El niño de Boavila”. Su padre, Pontevedrés por los cuatros costados, era el propietario del “Bar Boavila”, situado en la calle San Sebastián. Ese joven chaval alternó en más de una ocasión con Pedro Rivas. Su labor con la muleta y el capote era aceptable.

El famoso Juan del Monte “el Flamenco” fue otro de los aficionados que prodigaron sus actuaciones en esta plaza. Natural de la ciudad Olívica, atraía en sus andanzas toreras por la capital un buen contingente de aficionados de la vecina localidad.

Rogelio Recuna, hoy ausente de la ciudad, ejerció en una ocasión y sin demasiada fortuna como banderillero en la cuadrilla de Pedro Rivas. Un día costó gran trabajo sacarle de detrás del burladero para que pusiese un par que le correspondía en suerte, pero sobretodo fue la ejecución del par lo que quedó en el recuerdo. Uno de los rehiletes quedó clavado sobre el albero y el otro colgando cerca de la oreja del bicho, al que por poco dejó sordo e inútil para la lidia.

Ya por último nombrar, entre los viejos aficionados, al bueno de Tobío, tantos años conserje del Mercantil, y a Ignacio “El niño de la Lonja”.

JESUS RUBÍN “RUBINITO”

El gran Jesús Rubín “Rubinito”, conocido de todos los Pontevedreses; desempeñaba el cargo de portero de la Administración Local de Hacienda. Su presencia en los carteles de los festivales taurinos que se celebraban antaño en nuestra plaza de toros era indispensable.

JOSÉ RIVAS “BOSAMBO”

Empleado de Puertos en los años 50 actuando en algún festival a las órdenes del matador de turno, que pasaba más tiempo en el callejón que en la arena.

También Emilio Veiga “Niño del Lérez” alternó como espada en un mano a mano con Enrique Dios “Picolo” allá por al año 1976.

 

Camiña, Tobío, Lucho, Peláez, Barral, Pedrito Rivas, Recuna, con traje de luces «El flamenco de Vigo» (10 Mayo 1953)

 

Documentación: Historia de la Plaza de toros de Pontevedra “Parrita”

Por último y no por ello el menos importante nuestro gran amigo y maestro DAVID CAMPOS, que por razones obvias necesito un capítulo aparte para desgranar todas la vicisitudes que con él y algún otro compañero de faenas hemos vivido, por ello les emplazo para el próximo capítulo que sin duda llevará por  título DAVID CAMPOS.

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