Juan Belmonte, 100 años de alternativa
Relatos sobre las anécdotas que se recogen en el libro “Juan Belmonte, matador de toros” del autor Manuel Chaves Nogales.
Una de las principales premisas que aquellos torerillos tenían era la de no teorear en los tentaderos que se montaban para diversión de marquesitos y mujeres guapas invitados por el ganadero que las organizaba. Estos ganaderos solian ser los típicos señores feudales que trataban a los torerillos como si no fueran personas.
Una vez fueron a tentar a una de estas ganaderias y todo lo que no envestía lo toreaban ellos pero lo bueno se lo quedaba el torero «oficial», cuando ellos estaban toreando con la gerarquía a la que estaban acostumbrados, salió una vaquilla buena y entonces el «torero oficial» que era Vicente Segura, se adelantó a lo que ellos protestaron, el ganadero pudo orden y arremerió ante uno de los de la cuadrilla de torerillos: -¿Donde se ha visto un rubio que sea torero? – Lo que no se ha visto nunca es un ganadero con tan poca vergüenza. Los echaron a patadas.
El padre de Belmonte y el Banderillero Calderón eran compadres, entre ellos hablaron de las inquietudes taurinas del chaval por lo que Calderón se hizo cargo de Juan dándole los consejos que necesitaba. El camino solo era uno y pasaba por los tentaderos y el lucimiento para que los ganaderos pudieran observar las actitudes del chaval. El primer tentadero de Juan Belmonte fue en la ganadería de Urcola que regentaba D. Felix Urcola y su tribunal examinador estaba formado entre muchos otros por Zuloaga, José Tejero, José Manuel del Mazo, etc…
El toreo de Belmonte causó buena impresión, aunque fue tachado de un poco codillero, lo mejor de aquella tienta fue que salió de ella con el ofrecimiento de protección de D. José Manuel del Mazo, el cual le dijo que pasara por su casa y que procuraría mandarlo a unas novilladas a Bilbao.
Juan unos dias más tarde fue y llegó a tocar la campana pero entre que el servicio no le hizo caso por sus pintas y su enfermiza susceptibilidad, Juan estuvo tiempo pasando por aquella casa pero no se atrevía a llamar por si volvian a despacharlo como un pedigueño.
Calderón se lanzó a elogiar a Juan en las tertulias taurinas – El que torea bien de verdad, el que es un fenómeno es ese muchacho «Er der Monte».
Cap.1.- Primera heroicidad
Cap.2.- Cazador de leones
Cap.3.- Ha nacido un torero
Cap.4.- Una verdad revelada
Cap.5.- El segundo de La Tablada
Cap.6.- El que para, manda
Cap.7.- Un “Tancredo”, veintitrés reales
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