El que para, manda

Juan Belmonte, 100 años de alternativa

Relatos sobre las anécdotas que se recogen en el libro “Juan Belmonte, matador de toros” del autor Manuel Chaves Nogales.

 Y llegó el día en que en La Tablada se cambió el vigilante y entró en escena el famoso «Niño Vega» que según las malas lenguas, iba a parar las incursiones de aquellos torerillos venidos de Sevilla, de raiz.

La primera vez que torearon estando ya «Niño Vega» trabajando de vigilante, este les dió el alto y todos se dieron a la fuga corriendo hacia el rio, «El Niño» espoleó al caballo y les dió alcance cuando aún no habían tocado agua, los llamó y el único que se arrancó hacia él fue Belmonte. -¿Qué pasa, vamos a ver? -¿Qué pasa?, ¡guapo de lata!

A partir de ese día «El Niño Vega» los tuvo a consideración como se merecian, sin faltar al cumplimiento de su deber.

Para acercarse a La Tablada, solian robar una lancha, que utilizaban para cruzar el rio y, por las mañanas el dueño, que la utilizaba para recoger con ella el alimento para sus vacas, muchas de las veces se la encontraba en la otra orilla o no la veía en varios dias.

Un día se toparon de bruces con el vaquero y este con su pistola pegó un tiro al aire, los torerillos echaron a correr y Juan se quedó rezagado y sufrió las iras del vaquero le puso la pistola en el pecho y le recriminó -¿tu eres también de lo granujas que me roban la lancha?, Juan le aguantó la mirada, de un manotazo le apartó la pistola y, le preguntó -¿y usted de que me conoce a mí para tutearme?; ante esa contestación el hombre quedó descolgado, -Hombre, no te enfades. Es que estos granujas le vuelven a uno loco.

Belmonte volvió a Sevilla con la pistola en el bolsillo y convencido de que en la lidia (de hombres o bestias) lo primero es parar, el que sabe parar, domina. De ahí su técnica del parón de Belmonte.

 

 
Cap.1.- Primera heroicidad

Cap.2.- Cazador de leones

Cap.3.- Ha nacido un torero

Cap.4.- Una verdad revelada

Cap.5.- El segundo de La Tablada